Enterradas entre los años 1731 y 1838 en la cripta de una pequeña iglesia en la ciudad húngara de Vac, las 265 momias fueron encontradas en 1994 cuando la iglesia estaba en obras. Los cuerpos se conservaron gracias a la 'momificación' natural, es decir, una combinación única de factores como la temperatura y el nivel de humedad. Se cree que los cuerpos momificados pertenecían a un médico militar, tres monjas, 30 curas y el hijo y la esposa del administrador de correos de la localidad. Los científicos esperan que esas momias, que ahora se encuentran en el Museo húngaro de Ciencias Naturales, les ayuden en los estudios de la tuberculosis. Según los resultados del análisis de los cuerpos, un 89% de los fallecidos, entre ellos niños y mayores de edad, padeció tuberculosis, que fue la causa de la muerte para el 35% de los casos. “Hemos notado que en algunas de las momias las huellas de mutaciones en los huesos, causadas por la tuberculosis, eran evidentes”, cuenta Idilko Pap, jefe del Departamento de Antropología del museo. “Fue entonces cuando decidimos estudiar en todos los cuerpos hallados la presensia de tuberculosis”. La cepa de tuberculosis hallada en las momias permitirá a los científicos estudiar los tipos de tuberculosis que existieron antes de la aparición de los antibióticos y el brote de la enfermedad durante la Revolución Industrial. “Podemos suponer que su sistema inmunológico era más fuerte que el nuestro. Si logramos localizar la parte del gen que les hacía más resistentes a la enfermedad que nosotros, ello podría revertir en el desarrollo de la medicina moderna", subraya Pap. En 2010 alrededor de 1,5 millones de personas murieron de tuberculosis y se registraron unos 9 millones de casos de contagio, según la estadística de la OMS.
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